La manifestación “Toma la Calle 15.5.11” fue convocada a través de las redes sociales Twitter y Facebook por multitud de plataformas ciudadanas [1]. El mensaje de “tomar la calle” expresa bien lo que está ocurriendo en muchas ciudades de España (figura 1). La Real Academia Española (RAE) muestra varios significados del verbo “tomar” y el más acorde en este momento es: “Ocupar o adquirir por expugnación, trato o asalto una fortaleza o ciudad”. En este caso ha sido por expugnación, pero las armas utilizadas en este movimiento han sido la no violencia y las nuevas tecnologías (internet, móviles, etc.). El mensaje principal de la manifestación era expresar el rechazo a la crisis económica y a la mala situación política del país, a través de la ocupación del espacio público. Evidentemente nadie predecía que la movilización pudiera llegar a ser mucho más que el simple recorrido previsto en las manifestaciones iniciales.
¿Podrían ser las pacíficas acampadas en la Puerta del Sol de Madrid, en la plaza de Cataluña de Barcelona y en otras muchas ciudades españolas, un nuevo modelo de ciudadanía?
Error del sistema. #Spanishrevolution
La manifestación del día 15 de mayo tuvo un recorrido inicialmente “normal”. Tuvo una participación de 25.000 personas en Madrid, alrededor de 6.000 en Sevilla y 8.000 en Valencia, según los organizadores [2]; cifras más bien bajas comparadas con otras manifestaciones multitudinarias convocadas por sindicatos o partidos políticos. Sin embargo esta manifestación fue seguida de la posterior ocupación de las plazas por toda España. Mientras en la madrileña plaza de Callao se produjeron altercados comunes de orden público, con su correspondiente carga policial, en la Puerta del Sol la ciudadanía resistió pacificamente. Durante una hora de tensión, en la que el cordón policial cada vez era mayor, se produjo un hecho inusual en este tipo de operaciones, “la policía se desalojó a si misma", provocando una gran euforia entre los manifestantes. Faltaba una semana para las elecciones autonómicas y municipales, por lo que el gobierno central decidió no correr el riesgo de reprimir la sentada pacífica de la ciudadanía. Tres horas después de terminar la manifestación, un grupo reducido de amigos decidió comunicar por megáfono su intención de quedarse a dormir, lo cual fue bien recibido por el resto de manifestantes [3]. Esa misma noche decidieron ocupar la Puerta del Sol hasta las elecciones del domingo 22 de mayo.
Este movimiento social espontáneo no tuvo gran repercusión el primer día. Los medios de comunicación masiva no lo siguieron, la asistencia de personas fue reducida (unas 200 personas), el campamento era muy pequeño y ninguna ciudad española les siguió. No obstante, el martes día 17, a las 5 de la mañana, la policía irrumpió en la acampada desalojando por la fuerza a los manifestantes [4]. Este hecho supuso la explosión del movimiento. A partir de entonces, a través de las Redes Sociales de Internet, comenzó a expandirse la consigna de la ocupación pacífica de los espacios públicos de las ciudades españolas. Espacios simbólicos, como las plazas de los Ayuntamientos, recibieron concentraciones masivas durante el horario clave de 8 a 11, llegando a ser miles de personas en Madrid y en Barcelona. El fenómeno fue en aumento y el viernes día 20, alrededor de 60 ciudades españolas y también 15 ciudades internacionales, se encontraban con “acampadas” en sus plazas más relevantes o sus espacios públicos frente a las embajadas españolas [5]. El sábado 21 registró el momento de mayor afluencia, justo cuando comenzaba el día de reflexión, a las 00:00, se dieron cita en la Puerta del Sol y sus zonas aledañas, entre 22.000 y 24.000 personas [6] (figura 2).
¿Por qué en la Puerta del Sol?
El oso y el madroño de la Puerta del Sol simbolizan Madrid (figura 3). Sol ha sido siempre y es, un lugar de expresión, lucha y reivindicación. La gran mayoría de las manifestaciones comienzan o terminan en esta plaza. Allí comenzó en 1766 el motín de Esquilache, también se ha considerado tradicionalmente como el lugar donde comenzó la guerra contra los invasores franceses en 1808 y en ella se proclamó la Segunda República en España en 1931. Hoy en día, casi todas las reivindicaciones sociales, económicas y culturales pasan por la Puerta del Sol.
Además, es claramente el espacio público con mayor accesibilidad de toda la ciudad. La conexión con el resto de la metrópoli es muy buena, al contar con la nueva parada de tren de cercanías y tres líneas de metro. Se trata de un cruce de caminos: un total de 10 calles desembocan allí, por lo que es un gran colector del tráfico peatonal. La Puerta del Sol es un nodo central de actividades turísticas, comerciales y administrativas. En esta misma plaza se ubica la Presidencia de la Comunidad de Madrid (el famoso edificio del reloj de las campanadas de Noche Vieja). Todo ello, junto con su gran tamaño, la convierte en un espacio público estratégico para las reivindicaciones, puesto que su visibilidad es máxima.
Las condiciones materiales del espacio público ocupado
La plaza ha sufrido grandes reformas y abundantes intervenciones [7]. Desde 1984, el tráfico rodado ha cedido terreno en varias etapas a los peatones. La última actuación ha consistido en la eliminación de uno de los sentidos de la vía principal, unificando los tres sectores peatonales en una pieza única, sin divisiones (figura 4,5 y 6 [8]). Aquí, como en muchas otras plazas madrileñas [9], la remodelación se ha completado con una reurbanización llevada a cabo con materiales duros y un diseño paisajístico con claras influencias de la arquitectura defensiva [10]. Se sustituyen equipamientos agradables (espacios de césped o arena, arbolado urbano, bancos, etc.) por elementos hostiles (materiales duros que atrapan y reflejan calor, bancos “antimendigos” muy separados unos de otros, etc.) [11].
El caso es que la nueva estructura de la Puerta del Sol, con su espacio peatonal ampliado y unificado, ha sido clave para la ocupación del movimiento social 15-M. El campamento se ha localizado en la parte central, justo donde está la estatua ecuestre de Carlos III. La plaza tiene muy pocos elementos: cinco kioscos, dos fuentes, alrededor de quince farolas, las estatuas de Carlos III y del oso y el madroño, la cúpula de la estación de Renfe y los accesos del Metro. Este vacío relativo, junto a la homogeneidad de la plaza y la topografía plana, han favorecido la instalación de las infraestructuras del movimiento social y la realización de concentraciones masivas. De esta forma, y a pesar del progresivo aumento de tamaño del movimiento, no se planteó invadir la calzada en ningún momento. Por ello, la circulación del tráfico motorizado no se ha cortado, excepto en las convocatorias masivas de la primera semana.
La singular acampada urbana de la Puerta del Sol se ha convertido en un “espacio habitable y funcional”, utilizando todos los elementos urbanos. La sombra en la plaza es inexistente, por lo que los toldos se han apoyado en las farolas y kioscos, además de en algunas columnas de madera que se han instalado. Incluso se ha utilizado la arena que rodea una de las fuentes para hacer un pequeño huerto urbano. Por último, hay que destacar la importancia de la accesibilidad del lugar para el tráfico rodado, ya que ha permitido el abastecimiento (materiales de construcción y mobiliario, equipos de sonido y de proyección, alimentos, etc.), así como asegurar la entrada de los servicios de limpieza y servicios médicos.
Una pequeña ciudad autogestionada
La “acampada” de Sol no ha sido un simple campamento. Se ha creado en la plaza una pequeña ciudad, con un autogobierno horizontal. Se han reproducido prácticamente todos los equipamientos y servicios necesarios para que funcione una ciudad (figura 7): alimentación, enfermería, infraestructura, cobertura legal, y hasta una guardería (figura 8). Por una parte están las comisiones encargadas del buen funcionamiento de la “ciudad” y por otra los grupos de trabajo que formulan las propuestas e ideas que finalmente se aprueban en las asambleas generales [12] (figura 9).
Se trata de una “ciudad” caracterizada por su fuerte dinamismo y por su expansión acelerada. Los primeros días sólo había cinco carpas, sin embargo una semana después, toda la plaza estaba ocupada (figuras 10 y 11). Lo mismo ocurre con los grupos de trabajo, al principio había pocos y se localizaban en la misma plaza o en calles aledañas. Al producirse las concentraciones masivas y la expansión de la ocupación de la plaza, los grupos de trabajo decidieron ampliar las fronteras y desplazarse hacia las plazas y calles más cercanas (figuras 12 y 13).
¿Quién ocupa la plaza?
Más alla de los jóvenes, que están en el origen del movimiento 15-M y que son los únicos en acampar, cada vez son más colectivos los que se unen a la protesta. Personas de avanzada edad y familias participan en las asambleas de barrio. Por otra parte, los turistas y los curiosos también pasan por la acampada durante el día (figura 14). Durante la segunda semana, muchos “sin techo” han aprovechado la acampada para alimentarse, dormir y ¿por qué no? estar en compañía. Esta ocupación de la Puerta de Sol madrileña ha supuesto que grupos muy diversos convivan armónicamente, aumentando las relaciones, y fomentando la diversidad (figuras 15 y 16). Resulta llamativa, sin embargo, la poca afluencia del colectivo inmigrante, en especial de los suramericanos, sobre todo porque muchas reivindicaciones van en su defensa.
La ideología de los acampados y de los que acuden a las asambleas también es muy heterogénea. La reforma de la ley electoral, la evolución hacia un sistema menos mercantilista y más humano, así como una educación pública de calidad, constituyen puntos de convergencia.
Al ser un movimiento que pretende aglutinar a toda la sociedad, se ha prestado especial atención a la convivencia y a la previsión de cualquier enfrentamiento. La comisión de respeto (nombre que reciben los servicios internos de seguridad) se ha encargado de limpiar la zona, de impedir el fenómeno juvenil del botellón, así como de quitar carteles partidistas en la jornada de reflexión, liberar la calzada de gente, etc., es decir, han procurado mantener la vida habitual del entorno de la Puerta de Sol. Incluso, según anunciaban los empleados del servicio de limpieza a la prensa nacional, la plaza está mucho más limpia que un fin de semana cualquiera, a pesar de haberse producido movilizaciones de hasta 20.000 personas.
Todo ello, no aseguró que no surgiesen conflictos. La ocupación de las fachadas (figuras 17 y 18), inundadas con pancartas y pintadas supusó un problema. La primera semana los comerciantes apoyaban al movimiento, pero a partir del lunes día 23 han comenzado una campaña pidiendo al gobierno su desalojo. Los comerciantes han expuesto que tienen perdidas económicas entre el 50 y el 80 %, lo cual ha llevado a tener reuniones con los acampados [13]. La asamblea decidió quitar los carteles (figura 19) y borrar las pintadas en las fachadas (figura 20), además de estar en continuo contacto con los comerciantes para conocer sus quejas e intentar solucionarlas. A pesar de ello, y de que las calles comerciales aledañas parezcan tener su actividad comercial habitual (figura 15), sus quejas continúan.
La ampliación del movimiento a partir de la recuperación del espacio público
Durante la segunda semana se llevó a cabo la estrategia de expansión por los barrios [14], con la convocatoria de asambleas populares en los barrios de Madrid, ciudades metropolitanas e incluso pueblos [15] (figura 21). Se trata de una descentralización de la Puerta del Sol ya que se ha aprobado en la asamblea general el desmantelamiento del campamento base el domingo 12 de junio. Las opciones complementarias a la nueva actividad en los barrios son variadas: llevar los cuatro puntos mínimos acordados en la asamblea al Congreso de los Diputados, volver todos los días 15 de cada mes a realizar concentraciones en la Puerta del Sol e incluso volver a ocupar la plaza en octubre.
El movimiento 15-M está reivindicando, debatiendo y actuando hacia una nueva ley electoral con una activa participación ciudadana, un sistema económico más humano y no tan mercantilista, una educación pública de calidad y muchos otros temas que signifiquen un cambio global de la sociedad. Sin embargo, el hecho más visible del movimiento es la conquista por parte de la ciudadanía del espacio público. Se utiliza el espacio público para tratar los temas de interés público que actualmente están controlados -y manipulados- por los medios de comunicación masivos.
La medida tomada de descentralizar los lugares ocupados hacia la formación de asambleas en todos los barrios de Madrid capital y otras ciudades y núcleos españoles, supone una reactivación y una recuperación de todo el espacio público. Ya no se trata de realizar ocupaciones masivas y prolongadas en un lugar específico que puedan llegar a generar conflictos con el entorno, sino de utilizar todo el espacio público como lugar de debate, donde se realicen las acciones y fluyan las ideas. En definitiva se pretende alentar a la ciudadanía a desarrollar sus relaciones sociales en sus espacios públicos. La historia de la ciudad es la de su espacio público [16], y para cambiar la historia hay que recuperar el espacio de convivencia, de diversidad, de intercambios, de reunión, de relaciones, es decir, el espacio público.